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Editorial de Marzo ¿HACIA DONDE VAMOS?

Hace tiempo que nuestra Institución brega por la transformación de los centros comerciales del Distrito, profesionalizándolos, unificando su imagen, convirtiéndolos en Centros Comerciales a Cielo Abierto, con el deseo de que el comercio tradicional pueda presentar una excelente opción frente a las grandes superficies, y sigan dándole vida a nuestras ciudades.

 

Cada vez que se presentaba esta iniciativa era recurrente el comentario de muchos comerciantes y propietarios que argumentaban, más allá de lo interesante del proyecto, que en principio era prioritario solucionar las graves deficiencias de los servicios básicos en la zona, puntualizando los problemas en relación al suministro eléctrico y de agua corriente. Podía resultar frustrante el comentario en ese contexto en que se deseaba impulsar un objetivo tan noble, sin embargo, la realidad muestra lo innegable del argumento.

 

Causa perplejidad e impotencia el observar como los gobiernos se suceden, y sin embargo  sus intentos por dar solución  a un problema que afecta de forma directa a la población continúa sin poder encontrar una resolución positiva.

 

Hemos de destacar que el gobierno municipal se ha esforzado en utilizar los resortes legales con el fin de que las empresas EDESUR y AySA respondan a esta problemática. Sin embargo los cortes de servicio, la falta de tensión o presión se suceden y perjudican de forma más que significativa al comercio y la población, sobre todo en fechas comerciales clave, con un enorme y recurrente perjuicio económico.

 

La CACINAB Regional posee un voluminoso archivo de los antecedentes de sus propias gestiones, envío de cartas documento, reuniones con autoridades, y lamentablemente debemos admitir que los resultados a largo plazo tampoco fueron los esperados.

 

En estos últimos lustros el Estado Nacional ha utilizado y explotado los medios tecnológicos con el fin de ejercer un mayor control y presión fiscal en los ciudadanos. Ha tercerizado en ellos muchas de sus responsabilidades, volviéndose “mas eficiente” en la reducción de sus costos. Hemos de aclarar a que no nos referimos al gobierno actual si no a la sucesión de los distintos gobiernos a lo largo de los años. Pero la pregunta es: Un Estado Nacional fuerte y eficiente ¿no puede garantizarle a su población la provisión de servicios básicos de calidad? Los resortes establecidos para su control, como el ENRE, no cumplen su función de una forma que redunde en soluciones. Multar a las empresas eléctricas al ciudadano no le sirve, ni el reintegro de dinero, o el que se cubra la rotura de un electrodoméstico, por solo mencionar algunas de las circunstancias usuales. Lo que todos queremos es poder vivir con tranquilidad, tener la calidad de vida que todos nos merecemos, poder vivir nuestras vidas centrándonos en las cosas importantes, como la familia, nuestros trabajos y nuestro merecido descanso.

 

Es triste decir que aunque muchos hablaban de insertarnos en un primer mundo estas cosas parecerían arrastrarnos hacia una igualación con países aun menos desarrollados que el nuestro. Puede constatarse el crecimiento de barrios privados, countrys, edificios de lujos, pero se nos iguala a todos al padecerse la misma inoperancia, desidia e irresponsabilidad de las empresas que el Estado nos impone.

 

De seguro el continuar gestionando es el único camino posible. Apoyar dichas gestiones es lo que le permitirá al ciudadano común ser debidamente representado, ya que en estas necesidades y derechos básicos no pueden verse mezcladas otras cuestiones ni oportunismos.

 

Confiamos que por esa vía llegaran las soluciones tan anheladas, por lo cual seguimos trabajando para ello y apoyando las gestiones que buscan los mismos objetivos.

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