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Impuesto a las Ganancias: cómo se cobra en otros países y por qué no genera tantas quejas como en Argentina

Impuesto a las Ganancias: cómo se cobra en otros países y por qué no genera tantas quejas como en Argentina

Un informe de IDESA plantea que el problema no es el mínimo no imponible, sino los servicios que los aportantes deben contratar en forma privada

Con la entrada en el debate del proyecto sobre el Impuesto a las Ganancias presentado por Sergio Massa, no son pocos los que alzan las voces argumentando que primero se debería rever el porcentaje que los argentinos pagan por el IVA, un gravamen que es considerado regresivo de ambos lados de la grieta.

Ahora bien, un informe de la consultora IDESA establece que el error de la Argentina no está en el monto del piso del Impuesto a las Ganancias, sino en el retorno de este aporte a la sociedad. ¿Por qué? En el 70% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) no hay límite inferior para aplicar el gravamen, y sin embargo no es motivo de discusión.

Mientras tanto, en nuestro país el oficialismo presentó un proyecto de ley para elevar el mínimo no imponible de Ganancias desde $75.000 a $150.000 para un trabajador soltero. Y, para uno casado o con familia la suba sería proporcional. El objetivo es que menos gente sea alcanzada por este gravamen.

La entrada en debate del nuevo proyecto de Impuesto a las Ganancias abre la grieta entre quienes lo apoyan y los que no.
La entrada en debate del nuevo proyecto de Impuesto a las Ganancias abre la grieta entre quienes lo apoyan y los que no.

Las estimaciones oficiales arrojan que con esta suba del piso, 1,3 millones de personas dejarían de pagar el impuesto. Y como la medida cuenta con el apoyo popular, se estima que será aprobada sin mayores dificultades.

«Desde hace varios años que el impuesto a las ganancias es pagado por personas con salarios formales cercanos al promedio. Por ejemplo, en el 2020 el mínimo no imponible para un trabajador soltero era de $55.000, cuando el salario promedio formal se ubicó en $62.000. Esto significa que el piso equivalía aproximadamente al 90% del salario promedio. Con el cambio propuesto pasará a ser de 180% del salario promedio», explican desde IDESA.

Ganancias: el contexto mundial

Entonces, dese la consultora se animaron a preguntarse qué sucede en otros países con el mínimo no imponible. Para elaborar este análisis tomaron como base a las 36 naciones integrante de la OECD, integrada por estados desarrollados y otros en vía de estarlo. Así, notaron que:

  • En 25 países (70%) no se aplica piso de Ganancias: se considera todo el salario o los ingresos de la persona para el cálculo del impuesto.
  • En 9 países (25%) aplican un piso o mínimo no imponible de ganancias, pero representa apenas un 23% del salario promedio.
  • Solo en 2 países se aplica un piso equivalente al salario promedio.

«Estos datos muestran que entre los países mejor organizados que Argentina prevalece la estrategia de no aplicar pisos o hacerlo a niveles relativamente bajos respecto al salario promedio», señala el informe.

Según IDESA, subir el piso de ganancias obligaría a más emisión monetaria.

A su vez, aclara que en esos países también es común que se apliquen, como en nuestro caso, deducciones especiales (por cónyuge, hijos y otros gastos, como educación, salud, etc.) pero se entiende que la gente debe tributar por la totalidad o casi la totalidad de sus ingresos.

El esquema de tributación progresiva

«Sobre ese monto la mayoría de los países aplican alícuotas que crecen con el nivel de ingreso. Esto responde a la lógica de la tributación progresiva en el entendido de que una sociedad con equidad grava más a medida que sube el ingreso de las personas», suman desde IDESA.

Entonces, desde la consultora se plantean desnudar lo que consideran la gran contradicción que tiene la Argentina: por un lado, hay un amplio consenso de que el Estado debe estar presente para garantizar equidad; por el otro, se rechaza el principal tributo que contribuye a la equidad, que es el impuesto a los ingresos.

Cuando se rechaza el impuesto a las ganancias no se tiene en cuenta que al haber menores ingresos, entonces se obliga al Estado a financiarse con emisión monetaria y/o impuestos regresivos y distorsivos, es decir, impuestos generadores de desigualdad social.

«En los países mejor organizados la mayoría de los ciudadanos paga impuesto a las Ganancias que se legitima con servicios públicos de alta calidad (seguridad, educación, salud, transporte, etc.). En la Argentina, como el Estado derrocha en burocracia, empresas públicas deficitarias, subsidios indiscriminados, asistencialismo social mal manejado, quienes pagan los impuestos, además, tienen que pagar seguridad privada, colegio privado, medicina prepaga y se movilizan con sus propios medios de transporte», advierte el estudio.

Es por eso que para la consultora «el camino hacia la prosperidad con equidad no es eludir los impuestos progresivos sino ordenar el sector público para que brinde servicios de alta calidad».

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